Tras retomar este año sus actividades, la startup radicada en el Parque Industrial La Cantábrica de Morón, proyecta expandir su producción de nanocelulosa y abrir nuevos mercados para un material con potencial aplicación en pinturas, papel y lubricantes, entre otros productos.
Se trata de un material polimérico biodegradable, que puede ser sintetizado por diversos géneros de bacterias y que presenta propiedades antimicrobianas, buena resistencia mecánica, elasticidad y alta durabilidad. Su apariencia es la de un hidrogel de color blanquecino – compuesto en un 90% por agua – e inoloro, que a diferencia de la celulosa de origen vegetal, cuenta con un mayor grado de pureza al no tener lignina y hemicelulosa en su composición.
Desde el año 2016, la empresa de base tecnológica Nanocellu-ar S.R.L. está produciendo, bajo licencia del CONICET, hasta 300 kg. mensuales de nanocelulosa bacteriana, utilizando las instalaciones de West Lubricantes S.A. en el Parque Industrial La Cantábrica de Morón. Hasta el momento este emprendimiento, que cuenta con la asistencia técnica de investigadores del Instituto de Tecnología e Polímeros y Nanotecnología (ITPN – CONICET – UBA), está en la búsqueda de escalar su producción para poder abastecer la demanda de empresas que han solicitado este material en mayor cantidad para utilizarlo como lubricante y para la fabricación de papel reforzado.
Elaborado en forma de film y compuesto por fibras de celulosa de ancho nanométrico y largo micrométrico, este nanomaterial tiene como una de sus características principales la biocompatibilidad, lo que resulta interesante para la formulación de productos médicos, dado que no genera un rechazo inmunológico en el paciente. Otra de las grandes áreas de aplicación para la nanocelulosa bacteriana es el sector cosmético, donde presenta usos muy variados, que van desde la formulación de cremas hidratantes, mascarillas faciales y hasta esmaltes para uñas.
Por otro lado, su implementación en la elaboración de papel también tiene múltiples ventajas, entre ellas aumentar la resistencia mecánica, la elasticidad y durabilidad y, al mismo tiempo, mejorar su brillo. Al ser a su vez biodegradable y antibacteriano, este biopolímero ha empezado a ser utilizado para desarrollar empaques y bolsas ecológicas para la industria alimenticia.
Desde este año, Nanocellu-ar está trabajando en conjunto con el Laboratorio Nanofab, para alcanzar el objetivo de aumentar su capacidad productiva y conseguir nuevos clientes para este material que se proyecta con gran futuro en el mercado debido a sus prestaciones.