La vacuna es desarrollada por la Universidad de Standford, será de una sola dosis y no necesitará refrigeración
Fuente: Infobae
El laboratorio bioquímico de la Universidad de Stanford está desarrollando una vacuna contra el COVID-19 con nanopartículas, que solo necesitaría una dosis y podría ser almacenada en temperatura ambiente.
Este desarrollo parte de la experiencia que tienen en los estudios de vacunas contra el VIH, el Ébola y la influenza pandémica, las cuales venían en desarrollo antes de que el brote de coronavirus se esparciera por el mundo. Aunque el SARS-CoV-2 está fuera del área de especialización específica del laboratorio, desde la declaración de la pandemia los investigadores de Stanford vienen desarrollando una candidata prometedora de vacuna contra este virus, la cual ya tiene importantes avances.
Esta nueva vacuna se detalla en un artículo publicado el 5 de enero en la revista ACS Central Science donde se explica la tecnología de nanopartículas que utiliza. Dichas nanopartículas son salpicadas de la mismas proteínas que componen los distintivos picos superficiales del virus, los picos facilitan la infección al fusionarse con la célula huésped y crear un pasaje para que el genoma viral entre y secuestre la maquinaria de la célula para crear más virus. Lo que pretende esta vacuna es usar estos picos a manera de antígenos, haciendo que su presencia en el cuerpo desencadene una respuesta inmune que combata la infección. La ventaja de las vacunas de nanoparticulas consiste en equilibrar la efectividad de las vacunas de base viral con la seguridad y la facilidad de las vacunas de subunidades. Aunque las vacunas que utilizan el virus para administrar el antígeno pueden ser más eficaces que las que solo contienen partes aisladas del virus, estas tardan más en producirse, requieren refrigeración y suelen causar efectos secundarios.
Las vacunas aprobadas a la fecha por la FDA, como la Pfizer y Moderna, que utilizan tecnología ARNm de ácido nucleico, son más rápidas de producir que las vacunas de nanopartículas pero son mucho más caras de fabricar y requieren más de una dosis para garantizar su efectividad.
En contraste, las pruebas en ratones de la vacuna de Stanford han arrojado una inmunidad contra el COVID-19 después de una sola dosis.
De acuerdo con los investigadores, su vacuna podría almacenarse en temperatura ambiente y están determinando si podría almacenarse y distribuirse en forma de polvo liofilizado. Esto facilitaría mucho el transporte y aplicación de la vacuna en el mundo, en especial en los países más pobres donde el requerimiento de refrigeración que tienen las vacunas más avanzadas -que oscila entre 8 a -70 grados Celsius (46 a -94 grados Fahrenheit)- es un impedimento.
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